Agua normal que transmite distintos sabores irreales generados eléctrica y ópticamente.
Tal y como aparece en la reseña de «Sal, azucar, grasas» y en otros artículos de la página, la industria alimentaria nos quiere tan felices como sea posible. Las consecuencias a largo plazo son fatales.
Es de sobra conocido que un voltaje puede evocar sensaciones especiales en la boca. Pruebe a tocar con la punta de la lengua el metal de una pila de petaca de 4,5 voltios. Eso ya lo hacíamos cuando éramos pequeños. Si quiere, puede hacer la comparación con un trozo cortado de otra batería. Verá que el metal sabe completamente distinto sin la tensión.
Desde hace mucho tiempo, los investigadores tratan de replicar los distintos sabores (papilas gustativas). Es relativamente sencillo producir el ácido y el salado. Parece que ahora se han conseguido los sabores dulce y amargo. Esto abre la puerta a numerosas combinaciones, siempre que sea posible. Algo similar a lo que ocurre con los tres colores primarios.
El campo de la interacción persona-máquina, conocido en inglés como «Human-computer interaction» (HCI) es igualmente muy interesante. En este caso, el transmisor del sabor es un diseño de interacción (diseño interactivo). Otro campo es el de Tangible User Interface (enlace en inglés), una ampliación de la clásica interfaz de usuario que, en realidad, da lugar a un sistema persona-ordenador (MMS, por sus siglas en inglés).
El doctor Nimesha Ranasinghe investiga en el Keio-NUS CUTE Center, un instituto de la Universidad Nacional de Singapur (NUS, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Keio sobre las novedades computacionales en los dispositivos portátiles, las interacciones multisensiorales, la interacción persona-ordenador o la realidad aumentada, entre otros temas.
En 2012 realizó el siguiente trabajo junto con otros compañeros: «Tongue Mounted Interface for Digitally Actuating the Sense of Taste» en Proceedings of the 16th IEEE International Symposium on Wearable Computers (ISWC), junio de 2012, págs. 80-87. DOI: 10.1109/ISWC.2012.16, ISSN: 1550-4816.
Ya se había dedicado a estudiar este tipo de posibilidades, como se observa en su trabajo: «Electronic taste stimulation» en Proceedings of the 13th international conference on Ubiquitous computing, ser. UbiComp'11. Nueva York, NY, EE. UU.: ACM, 2011, pp. 561-562. DOI: 10.1145/2030112.2030213"
En 2012, tanto él como sus compañeros recibieron el Ubimedia MindTrek Award de Nokia en el concurso Competition for Digital Taste Synthesizer.
Según los medios y su propia presentación (por ejemplo, la que tuvo lugar en Múnich), Nimesha Ranasinghe y su equipo explican el proceso con el que consiguen simular bebidas deliciosas a partir de agua gracias a la electricidad, la frecuencia, la temperatura y los estímulos ópticos.
Hace unos meses, el proceso era como se describe a continuación: una caja pequeña con dos placas de plata que están en contacto con la lengua tanto por encima como por debajo y a la que transmiten sensaciones que se corresponden con el sabor «total». Un electrodo produce una débil corriente eléctrica y el otro, una determinada temperatura.
Resulta complicado estimar cuánto tiempo tendremos que esperar hasta que podamos adquirir un recipiente con este sistema que nos permita disfrutar del agua como queramos. Por supuesto, una pajita como la de las fotos no bastaría, ya que es necesario transmitir corriente eléctrica y temperatura.
La publicación alemana Heise, por ejemplo, dice al respecto: un sueño para los dientes sanos, diversión para una noche de fiesta y la posibilidad de saborear Internet en el futuro. El vaso digital de un equipo de investigación de Singapur conecta el proceso real de ingerir la bebida con sabores virtuales. Gracias a este vaso, el agua normal y corriente puede sabernos dulce, salada, mentolada o como el mejor de los vinos.
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