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El enigma del sueño: la muerte que nos ayuda a vivir

Vamos a entender por qué el sueño, la muerte que nos ayuda a vivir, es una fase importante, esencial y muy productiva. El reloj interno.

Foto de un niño durmiendo en la cama. Puedes ver el cuero cabelludo, la cara y los brazos.© CC0, dagon_, Pixabay

1. Prólogo de la redacción

En un texto atribuido a Homero (aprox. 850 a.C.), este afirma que el sueño es el hermano pequeño de la muerte. Buddha (Buda Gautama, aprox. 500 a. C.) contemplaba el sueño como una pequeña muerte y lo consideraba casi una reencarnación. En el Corán, el sueño es un tipo de muerte: Alá se lleva las almas cuando les llega la muerte y se lleva las que aún no han muerto durante el sueño, para luego retener aquellas cuya muerte decretó y devolver las demás hasta que cumplan un plazo fijado. De la sura 39, verso 42 (43), edición del Corán de Reclam, núm. 4206, 2008, pág. 446.

Hoy en día, sin embargo, si hablamos de pequeña muerte (la petite mort) nos referimos más bien al orgasmo. Sin embargo, en algunas interpretaciones, el sueño es una pequeña muerte en la que el inconsciente sale a la superficie. Ambos tienen que ver con la pérdida de control y ambos son «productivos». Por el contrario, una persona puede sentir una pequeña muerte cuando una relación romántica o una amistad profunda se rompen.

Rainer Maria Rilke - Das Stundenbuch

Rainer Maria Rilke escribe en Das Stundenbuch:

No puedo creer que la pequeña muerte, aunque a diario la vemos sobre todo, siga siendo un cuidado nuestro, un ansia. No puedo creer que nos acose en serio: vivo aún, tengo tiempo de construir; es más larga mi sangre que son rojas las rosas.

Imagen con la cama en el campo de maíz con el niño que cuenta ovejas. Justo el ajuste luna llena.© CC0, Gellinger, Pixabay
Los trastornos del sueño pueden restringir mucho la vida de una persona. Distinguimos entre trastornos del despertar, trastornos de la transición vigilia-sueño, parasomnias REM y otro tipo de parasomnias.

Trastornos del despertar confuso, trastornos de la transición sueño-vigilia, parasomnias

Trastornos del despertar confuso son, por ejemplo, la somnolencia, el sonambulismo o los pavores nocturnos.

Entre los trastornos de la transición sueño-vigilia tenemos los típicos trastornos de movimiento, los espasmos mioclónicos, la somniloquia, los calambres o los espasmos musculares.

Entre las parasomnias REM encontramos pesadillas, parálisis del sueño (narcolepsia y cataplexia), las enfermedades del pene que se presentan durante la noche, la asistolia (paro sinusal) y trastornos en el sueño REM.

Otras parasomnias son el bruxismo, la enuresis nocturna, los trastornos somatoformos, la distonia paroxística nocturna, la muerte súbita, la apnea infantil, el síndrome de muerte súbita del lactante, el mioclono benigno del lactante, etcétera.

El artículo sobre el sueño en Wikipedia es muy revelador y prueba la importancia que tiene para nosotros. La privación del sueño es una tortura. ¿Qué hace que hasta los insectos y los gusanos necesiten dormir? Hasta ahora solo sabemos que los genes son los responsables y hemos descifrado algunas de las tareas que estos tienen, pero no el enigma en sí.

Por este mismo motivo, el trabajo que se expone a continuación resulta fascinante. Nos muestra también lo importante que es el «sueño saludable». En "¿Cómo alcanzamos un buen sueño reparador?", se describe lo que se debe prestar atención a fin de lograr este objetivo.

Desde aquí nos gustaría agradecer al profesor y doctor Gottfried Schatz que, tras la aparición de su trabajo en el periódico suizo NZZ, nos lo hiciese llegar y nos permitiese publicarlo.

2. El enigma del sueño: la pequeña muerte que nos ayuda a vivir

Según Hermann Alexander Diels (1848-1922) en Die Fragmente der Vorsokratiker (Los fragmentos de los presocráticos) (17. ed. 1974, pág. 171) encontramos la siguiente declaración del filósofo griego Heráclito de Éfeso: Para los despiertos el mundo es uno y común. Para los que duermen, es personal y cada uno tiene el suyo. Para Heráclito, el sueño era una etapa intermedia entre el despertar y la muerte.

Pintura al óleo sobre lienzo, NIghtmare, de Johann Heinrich Füssli (1741-1825) Pintado en 1781.© Public Domain, Heinrich Füssli, Detroit Institute of Arts

Según Wikipedia, la pintura se encuentra en el Instituto de Artes de Detroit como Nightmare, pero hay otra versión ligeramente diferente, conocida como Albtraum (ambas palabras significan «pesadilla» en inglés y alemán, respectivamente), más pequeña y de 1802 en la Goethehaus de Fráncfort.

Johann Heinricc Füssli fue un pintor suizo que vivió gran parte de su vida como Herny Fuseli en Inglaterra.

Probablemente, la imagen provenga de un DVD del año 2002 de Directmedia Publishing GmbH.

Óleo sobre lienzo de Johann Heinrich Füssli (1741-1825) del año 1781 cuyo nombre es Nachmahr. Este término significa pesadilla (en alemán Albtraum, Alptraum, o Albdruck y en inglés Nightmare) (enlace en inglés) y hace referencia a aquel sueño que viene acompañado de emociones negativas como miedo y pánico.

El sueño es una de los comportamientos más importante en los seres humanos y en los animales, pero todavía no sabemos por qué dormimos. Dos milenios después de Heráclito, el sueño sigue siendo uno de los grandes enigmas sin resolver de la biología.

El sueño reduce la respuesta a los estímulos ambientales, produce señales cerebrales características y, a diferencia del síncope o de la hibernación, se termina fácilmente. Si se evita, tanto personas como animales desarrollan un déficit del sueño (enlace al artículo del periódico alemán Der Spiegel), que intentan eliminar tan rápido como sea posible con un sueño largo y reparador. Dado que incluso escorpiones, moscas o cucarachas obedecen a este impulso del sueño, es probable que la necesidad de dormir se desarrollase hace miles de millones de años.

¿Pero de dónde ha evolucionado? Probablemente esté vinculado al reloj interno (día-noche) inherente a cualquier ser vivo, al metabolismo y a los comportamientos derivados de la rotación de la tierra. Este reloj interno ya se encuentra en bacterias simples y retumba dentro de nosotros cada vez que cruzamos varias franjas horarias: es el que hace que nos estemos muriendo de sueño durante el día.

2.1 Los dos ciclos

La piedra angular de nuestro reloj interno es un conjunto denso de nervios que se encuentra alojado profundamente en nuestro cerebro y en el que los genes se activan y apagan en ciclos de 24,4 horas, controlando la liberación de hormonas del sueño (melatonina, somatropina) en el cerebro. Esta «hora central» avanza un poco más lento que el ciclo día-noche, pero se ajusta a exactamente 24 horas gracias a las señales de luz que reciben nuestros ojos diariamente. Así pues, nuestro reloj interno es el responsable de que durmamos por las noches y estemos activos durante el día.

Nuestra propia necesidad de dormir establece un segundo ciclo del que todavía sabemos muy poco. Este es el que determina que un recién nacido pueda llegar a dormir hasta 17 horas al día, que un niño de seis años duerma entre 9 y 11 y un adulto, de media, entre 7 y 9 horas.

Con la edad, las necesidades de sueño no se reducen, pero el sueño es más ligero y los periodos de vigilia suelen interrumpirlo a menudo.

Dado que en nuestra sociedad occidental solo uno de cada dos adultos cumple sus horas de sueño, muchas personas padecen déficit del sueño crónico.

Este afecta a la capacidad de comunicarse, de tomar decisiones y de aprender, pero también al metabolismo hormonal y a la efectividad del sistema inmunológico.

2.2 Privación del sueño y genes del sueño

En las abejas, la falta del sueño produce irregularidades en el «baile» que realizan hacia la fuente de alimento. Dormir aporta la fuerza vital que animales y seres humanos necesitan. La privación del sueño durante dos o tres semanas resulta mortal para ratas y moscas, ya que los animales desarrollan úlceras y no pueden aprovechar la comida. Sin embargo, no tengo pruebas fiables de que una falta de sueño más prolongada también sea mortal para los seres humanos.

Extracto de Wikipedia en alemán sobre el sueño

El sueño es un estado de tranquilidad exterior tanto en seres humanos como en animales. Hay muchos signos vitales que lo diferencian del estado de conciencia. El pulso, la frecuencia respiratoria y la presión sanguínea disminuyen en los primates y en los seres vivos más desarrollados durante la fase NREM del sueño y la actividad cerebral varía

Continuación de Wikipedia en alemán: El hecho de cerrar los ojos, así como el aumento de la tensión en los músculos del oído medio durante la fase del sueño NREM, apoyan esta función. Durante el sueño REM, también conocido como «sueño paradójico», se producen estados similares a los de estar despiertos, en particular, una mayor actividad cerebral (los sueños de esta fase suelen recordarse con mayor frecuencia), además de un aumento de las frecuencias cardíaca y respiratoria. Queda excluida de este estado la musculatura, que se bloquea durante el sueño REM (parálisis del sueño).

El sueño es un misterio: la pequeña muerte como ayudante de la vida, los gatitos dormidos.© Public Domain, Tilman Piesk, Wikipedia

La necesidad de dormir difiere enormemente de una persona a otra y esto puede deberse, en parte, a los genes, pues los gemelos idénticos suelen tener hábitos de sueño similares, algo que no ocurre en los mellizos.

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Véase también estudios con gemelos y las adulteraciones del psicólogo Cyril Lodowic Burt (1883-1971). Pero las críticas hacia él, que comenzaron en el año 1974, son controvertidas y no están del todo probadas.

Solo alrededor del 5 % de los seres humanos son capaces de dormir únicamente seis horas al día a largo plazo. Hace algunos años, unos investigadores descubrieron una familia en la que tanto la madre como la hija dormían solo 6,5 horas, mientras que el resto de los miembros de la familia dormía las ocho horas habituales.

Solo alrededor del 5 % de los seres humanos son capaces de dormir únicamente seis horas al día a largo plazo.

Madre e hija tenían un gen modificado que los investigadores bautizaron como DEC2 (enlace a BHLHE41 en inglés). Si esta variante se implanta en ratones, su necesidad de dormir se ve reducida.

Un gen relacionado estrechamente con el DEC2 también está presente en las moscas de la fruta y forma parte de su reloj interno. Por este motivo, los investigadores creen que los ciclos de la necesidad de dormir se desarrollaron a partir del reloj interno. Puede que para nuestros antepasados biológicos más distantes el poder subvertir la severa dictadura del reloj interno fuera una ventaja.

El DEC2 no es el único gen que controla los patrones del sueño en seres humanos y animales; seguramente haya docenas o incluso cientos de genes que lo hagan. Dos de ellos afectan a la transmisión de señales eléctricas en las células nerviosas de las moscas. Si estos genes se modifican o se destruyen, la necesidad de dormir de las moscas se reduce hasta el insomnio total.

2.3 El misterio todavía está por resolver

El descubrimiento de los «genes del sueño» ha abierto una grieta en la puerta del misterio del sueño, pero es probable que nos lleve todavía bastante tiempo identificar todos los genes implicados en este y en su forma de actuar. Sin embargo, la ciencia es paciente: una vez mete el pie entre el quicio y la puerta, ya no se mueve de ahí hasta no haberla abierto de par en par y haber revelado todos los secretos que se esconden tras ella.

Los mamíferos del mar y las aves duermen con un solo lado del cerebro, que van alternando. Mientras duermen, las ballenas y los delfines pueden emerger a la superficie para respirar y algunos pájaros probablemente sean capaces de dormir mientras vuelan. Por eso, estos animales abren solo el ojo asociado con la parte del cerebro despierta. Los delfines dormidos se introducen dentro del grupo, quizá para evitar quedarse atrás y estar en peligro.

Un mapache común (Procyon lotor) visto cerca de un carril bici cerca de Schererville, Estados Unidos© Public Domain, Dmytro S., Wikipedia

No debe confundirse la hibernación con el descanso invernal. El descanso invernal lo realizan: el oso pardo, el mapache japonés, el mapache boreal, el tejón común, algunos micromurciélagos y las ardillas.

Sobre el tema del reloj interno o la cronobiología, véase los ritmos circadianos sobre el ciclo sueño-vigilia. Nosotros también pertenecemos a distintos cronotipos.

La mayor parte de los animales duermen con ambos hemisferios del cerebro y, por ello, están más expuestos a las amenazas. ¿Por qué la evolución no ha erradicado este peligroso comportamiento? ¿Podría ser que nuestro cerebro reponga sus energías durante el sueño? Es el órgano que más energía consume: aunque solo supone el 2 % de nuestro peso corporal, gasta el 20 % de nuestra energía.

Sin embargo, esta opinión choca de lleno con el hecho de que durante las fases del sueño en las que normalmente soñamos y nuestros ojos se mueven rápidamente debajo de los párpados, nuestro cerebro no usa menos energía, sino todo lo contrario. Otra razón podría ser que, cuando estamos dormidos, el cerebro elimine los metabolitos nocivos que se acumulan durante el tiempo que estamos despiertos.

Mientras dormimos, la distancia entre las células nerviosas aumenta, lo que podría permitir que el líquido cefalorraquídeo circulante limpiase mejor el cerebro.

Experimento

Cuando a una rata se le enseña el recorrido para salir de un laberinto, en su cerebro cientos de células nerviosas intercambian señales eléctricas a un determinado ritmo y recopilan la información aprendida sobre el camino. Si la rata duerme después, las células nerviosas repiten el mismo «diálogo» al mismo ritmo una y otra vez y, a veces, mucho más rápido que cuando estaban despiertas.

A la mañana siguiente, el animal bien descansado recuerda lo aprendido y recorre el laberinto sin problemas.

Si se le despierta durante el proceso de consolidación, se olvida del camino.

Los experimentos en seres humanos son menos concluyentes, pero también apoyan la visión de que dormir permite que nuestro cerebro elimine los conocimientos adquiridos o los conserve a largo plazo.

2.4 Los sueños, otro enigma más

El fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud (1856-1939), vio en los sueños un intento de procesar las experiencias inconclusas y los anhelos.

Pintura al óleo "El sueño del caballero" de Antonio de Pereda (1611-1678) desde 1650 aproximadamente© Public Domain, Antonio de Pereda, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Pero quizá los sueños solo sean el resultado de señales nerviosas al azar que simulan acontecimientos irracionales y fantasiosos que nuestro cerebro (telencéfalo) intenta relacionar lo mejor posible en forma de historia.

El sueño es un refugio que a menudo anhelamos cuando lo que nos aguarda despiertos nos oprime. Y la tierra de nadie que existe entre la vigilia y el sueño es capaz de reflejar de manera milagrosa el mundo y de revelar conexiones inesperadas. ¿Será capaz la luz de la ciencia de alumbrar este refugio oscuro en un futuro cercano?

El famoso investigador del sueño William Charles Dement lo pone en duda con las siguientes palabras: Hasta donde yo sé, solo hay un motivo seguro por el que debamos dormir: tenemos sueño. El reinado del sueño probablemente retenga su misteriosa oscuridad durante bastante más tiempo.

3. Redacción

Este artículo se publicó en el Neue Zürcher Zeitung (NZZ) el 24 de agosto de 2015 en la página 27 del Feuilleton. El título en aquel momento fue Rätsel Schlaf (El enigma del sueño), con el subtítulo: Nicht der "Bruder des Todes", sondern ein Helfer des Lebens. (No es un «hermano de la muerte», sino quien nos ayuda a vivir.

El doctor Gottfried Schatz (enlace en inglés) nació en el año 1936. Es bioquímico y profesor emérito de la Universidad de Basilea.
Wikipedia en alemán: Gottfried Schatz participó y lideró la revolución de la biogénesis de las mitocondrias y es codescubridor del ADN mitocondrial.[4] Su descubrimiento, que la codificación de este ADN dependía solo de unas pocas proteínas, fue determinante para investigaciones posteriores sobre la entrada de las proteínas en las mitocondrias y la degradación de las proteínas dentro de estas.

Encontrará más información sobre sus trabajos y libros al final del artículo «El sentido de la vida, ciencias naturales y fe religiosa», así como en «Epigenética: Influimos en nuestros genes y en los de los demás», ambos disponibles en diet-health.info.

Con gran pesar he de añadir que, poco después de la publicación de esta versión, me enteré de que Gottfried Schatz había fallecido el 1 de octubre de 2015 tras una grave enfermedad. Tras hacerle algunas consultas sobre este artículo, me había comentado que estaba siguiendo un tratamiento que esperaba que le diese algunos meses más de vida.

4. Estudios científicos sobre el sueño

La profesora y doctora en medicina Chiara Cirelli, de la Universidad de Wisconsin en Madison, investigó el sueño desde un punto de vista neurológico y publicó su trabajo en 2003. Junto con su compañero desde hacía tiempo, el doctor Giulio Tononi, la doctora Cirelli desarrolló una amplia hipótesis sobre la función del sueño.

Según esta, el sueño renormaliza la fuerza sináptica como contrapeso al aumento neto de la fuerza sináptica debido a la plasticidad neuronal durante el estado de vigilia.

Desarrolló una combinación de técnicas moleculares y genéticas y encontró cientos de genes cuya expresión cuando estamos dormidos provoca cambios en neuronas y células gliales. En un segundo planteamiento complementario, la doctora Cirelli descubrió distintos fenotipos de la drosophila con resistencia a la privación del sueño mediante un estudio a gran escala sobre la mutagénesis. Véase también huella dactilar genética.

Con su equipo, ha estudiado cómo las fases del sueño y la vigilia afectan a los oligodendrocitos en ratones. Estos linfocitos envuelven las neuronas con mielina, tanto en el cerebro sano como a modo de respuesta en caso de lesión. Se trata de una capa aislante de grasa y proteína que permite una transmisión rápida de la señal. Gracias a las llamadas vainas de mielina, los impulsos eléctricos son capaces de «saltar» de célula en célula.

Investigar la actividad genética de algunos tipos de células (TRAP)

Cirelli y sus compañeros pudieron investigar la actividad genética de algunos tipos de células determinados gracias a su novedoso método TRAP Antes de eso, se sabía que además del ciclo de sueño-vigilia, las horas del día también afectaban a la expresión génica de las células del cerebro. Por este motivo, el equipo también usó un grupo de control con ratones al que despertaban a su hora de dormir habitual. Para ello, bastó con colocar una rueda dentro de la jaula.

Se hizo evidente que los oligodendrocitos de los ratones dormidos se dedicaban a la producción de mielina. Esto nos hace pensar que las vainas de mielina se producen sobre todo mientras dormimos.

Por el contrario, los genes activos durante el estado de vigilia eran aquellos que tenían que ver con el estrés y la muerte celular. Véase muerte celular programada (enlace en inglés) y apoptosis.

Además, también se observa que durante el sueño se crean el doble de células progenitoras de oligodendrocitos que durante la vigilia. Las células que después se convertirán en oligodendrocitos se reproducen sobre todo durante la fase del sueño REM, que es cuando solemos soñar. Unas pocas horas de sueño sirven para aumentar el número de células precursoras (células progenitoras, enlace en inglés). Hasta el momento se había pensado que se trataba de un proceso mucho más largo.

Se sabía que la actividad de las neuronas cambiaba durante las fases de sueño-vigilia. Ahora también se conoce que la forma en que trabajan los linfocitos del sistema nervioso también varía durante el transcurso de esas fases.

La doctora Cirelli descubrió además que la privación del sueño también afecta a la esclerosis múltiple (EM, también llamada esclerosis de placas) y la puede empeorar. En el caso de la EM, el propio sistema inmunológico destruye las vainas de mielina de las neuronas del cerebro y la médula espinal. Esto produce distintos trastornos neurológicos. Todavía no se sabe a ciencia cierta si existe una relación entre el sueño y la intensidad de la enfermedad en el caso de los pacientes de EM.

Sería interesante saber si la promoción de enfermedades (tráfico de enfermedades) le quita el sueño a alguien. En tal caso nos encontraríamos ante un círculo vicioso que, en cualquier caso, nos quitaría horas de sueño.

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