Lo normal es que haya un consumo excesivo, que es problemático, no deficiencias.
El flúor (F) es un oligoelemento muy reactivo y, por lo tanto, solo se encuentra presente en forma compuesta, como fluoruro.
Hay muy pocos alimentos que contengan fluoruro. El vino, el zumo de uvas y el zumo de pomelo contienen entre 1 y 2 mg por litro. También encontramos cantidades considerables en los boletus edulis secos (0,48 mg/100g), el pimentón dulce (0,4) y las pasas (0,24).3 Dado que las hojas de té, en especial de té negro, suelen enriquecerse con fluoruro, pueden llegar a contener grandes cantidades (2,6 - 5,3 mg/l).3,4 Esto significa que también ingeriremos mayor cantidad si estamos habituados a consumir té helado. La cantidad de fluoruro varía enormemente en el agua mineral (0,7 - 3,5 mg/l).
Debido a la fluoración parcial de la sal (0,25 mg/g), los alimentos salados pueden contener más fluoruro.5 Un gramo de sal marina contiene aproximadamente 0,03 mg/g de fluoruro.2,6 Estados Unidos, Alaska, Australia, Irlanda, Gabón, Colombia y Malasia no añaden fluoruro a su agua potable, mientras que otros países, como Alemania, han dejado de hacerlo.7 Otras fuentes de fluoruro no naturales pero omnipresentes son las pastas de dientes fluoradas, los enjuagues bucales y los materiales de relleno para empastes.
El fluoruro es muy poco hidrosoluble, pero tiene una gran afinidad con el calcio.
De forma natural, el fluoruro se encuentra presente en el agua potable, aunque la concentración varía según la región. Cuanto más profunda sea la fuente, mayor será la cantidad de fluoruro en el agua. A día de hoy, sigue sin estar claro que el flúor sea un oligoelemento esencial.7 Lo cierto es que desempeña un papel importante en la estabilidad (resistencia) de huesos y dientes.
Para la ingesta de fluoruro se aplican los valores de referencia (valores de referencia D-A-CH) de 3,1 mg al día en mujeres y 3,8 mg al día en hombres.5 Sin contar fuentes adicionales, como la sal de mesa o las pastas de dientes fluoradas (parte que se traga, absorción a través de la mucosa oral) o los suplementos, el consumo real en regiones cuyas aguas son bajas en fluoruro sigue siendo bastante alto. Estaríamos hablando de entre 0,1 y 0,5 mg al día. Estas cantidades serían suficientes para evitar la aparición de síntomas de deficiencia.7
Respecto a la fluoración, las opiniones están muy divididas. Para muchos dentistas, el fluoruro es un medio indispensable para prevenir la aparición de caries. Sin embargo, algunos especialistas de medicina general lo rechazan.
Se recomienda consumir aproximadamente 1 mg al día para prevenir la aparición de las caries como parte de la higiene bucodental. Por otro lado, un exceso de fluoruro provoca rápidamente efectos secundarios como fluorosis dental, entre otros.
Para disfrutar de una buena salud dental, es necesario tener una buena higiene y seguir una dieta equilibrada que asegure un suministro suficiente de calcio, fósforo, vitamina A y vitamina D durante el embarazo y el crecimiento.
No se conocen deficiencias de flúor. La aparición de las caries es el resultado de una mala alimentación y de un cuidado dental insuficiente, no de una deficiencia de flúor.1,5
Desde un punto de vista medioambiental, los fluoruros son un «veneno acumulativo». Esto quiere decir que los fluoruros se acumulan durante el transcurso de la vida. Por lo tanto, el consumo de cantidades individuales de fluoruros que en principio no deberían ser problemáticas puede acabar provocando problemas de salud con el tiempo. Un consumo excesivo y prolongado de fluoruros, sobre todo durante el desarrollo de los dientes, puede producir fluorosis dental. Esta se presenta en forma de cambios en la coloración del esmalte, con la aparición de manchas o rayas blancas o marrones en el mismo.
Además, una sobredosis provoca fluorosis esquelética, que suele asociarse a un aumento de la fragilidad ósea.1 En ese caso, los huesos se vuelven más densos, pero se han endurecido y engrosado tanto que pierden su elasticidad natural, lo que los hace más quebradizos. Al cabo de unos 20 o 30 años, también se produce acortamiento articular y rigidez en la columna torácica. En cantidades pequeñas, el fluoruro es capaz de desactivar numerosas enzimas y de provocar daños en los cromosomas.5
Es importante tener en cuenta que combinar distintas medidas de higiene bucodental al mismo tiempo que se bebe agua potable rica en flúor puede dar como resultado dosis que provoquen toxicidad crónica. En los niños pequeños, un factor de riesgo difícil de evaluar es que traguen pasta de dientes que contenga fluoruro durante el lavado.7
La absorción empieza en la mucosa oral y continúa más tarde en el estómago. Una parte del fluoruro está presente en la saliva. En una dieta normal, la tasa de absorción es de, aproximadamente, el 80 %.5
El 95 % del fluoruro se encuentra almacenado en los huesos y en los dientes en forma de apatita. La concentración en los tejidos blandos y en el plasma sanguíneo es muy baja. La reserva corporal es de entre 2 y 5 gramos.1 El principal órgano excretor son los riñones. Perdemos menos del 10 % en el intestino y a través del sudor.7
El flúor es un elemento muy reactivo, por lo que en la naturaleza siempre lo encontramos combinado (fluoruro, F-) En el suero, se encuentra unido a la albúmina.1,7
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