Las personas que siguen una dieta vegana equilibrada que incluye frutos secos y semillas cubren especialmente bien sus necesidades de manganeso.
El manganeso se encuentra muy presente en alimentos vegetales, especialmente en germinados y en las capas externas del grano. Las cantidades más grandes se encuentran en el germen de trigo (13 mg/100 g), las avellanas (6,2), los copos de avena (3,6), las semillas de calabaza (4,5), los granos de trigo (4,4), las habas de soja (2,5), el mijo (1,6), las nueces (3,4), las almendras (2,2), las alubias blancas (1,8; cocidas: 0,52) y el arroz sin pulir(3,7).
Durante el refinado de alimentos, como la harina blanca o el arroz pulido, es posible que se pierda más del 50 % del manganeso.1
El manganeso (Mn) es un oligoelemento esencial para el organismo humano. Su función principal consiste en participar como cofactor en diversas enzimas. Aquí, el manganeso desempeña un papel importante en el metabolismo de los carbohidratos y en el tejido conectivo.
Los estudios sobre las necesidades de manganeso aún son insuficientes. Los valores estimados para una ingesta diaria adecuada en adultos son de 2 a 5 mg de manganeso al día.3 En los países de habla alemana, la ingesta media diaria se sitúa entre 4,4 y 4,5 mg.5
Los síntomas de deficiencia en humanos solo se han observado en casos específicos (nutrición parenteral, de manera experimental con una dieta deficiente en vitamina K) y solo en combinación con otras deficiencias de nutrientes. En deficiencias combinadas, se produce pérdida de peso, dermatitis y alteraciones en el cabello, las uñas y los lípidos en la sangre. En estudios con animales, se observaron trastornos en la fertilidad, en el crecimiento, en el sistema nervioso central y en el metabolismo de las grasas y de los hidratos de carbono (bloqueo de la síntesis de insulina). No hay una descripción exacta de los síntomas de deficiencia de magnesio en seres humanos.3,4
Aunque con un consumo de cereales alto podemos llegar a superar los 10 mg de manganeso al día, no se han descrito efectos tóxicos derivados del magnesio que consumimos a través de la dieta.3
El metabolismo del manganeso sigue siendo poco conocido. Es posible que el manganeso y el hierro utilicen el mismo sistema de transporte y, por tanto, también actúan como antagonistas. El cuerpo absorbe el manganeso en el intestino delgado. Los fitatos, el hierro, el calcio y los fosfatos disminuyen la absorción, mientras que los agentes complejantes, como los citratos, la favorecen.3 La tasa de absorción apenas llega al 3-4 %, ligeramente superior en caso de mal estado del manganeso o de baja ingesta. Tras su absorción, el manganeso llega al hígado unido a la albúmina. A partir de ahí, las proteínas transportadoras (entre ellas, la transferrina) lo llevan a través de la sangre a las células diana y a los tejidos (hipófisis, glándula pineal, huesos, glándula mamaria, páncreas).3
No hay reservas notables.4 La cantidad total presente en el cuerpo oscila entre 10 a 20 mg y la mayor parte se almacena en los huesos. En el cerebro, el manganeso está presente unido a proteínas especiales, principalmente a la glutamina sintetasa de los astrocitos. En las células, el manganeso se concentra en las mitocondrias.4 El organismo regula el nivel de manganeso ajustando la excreción (a través de la bilis y el intestino) más que ajustando la absorción.4
Para que la transferrina transporte el manganeso a las células diana, se produce una oxidación del Mn2+ en Mn3+. Al igual que con el hierro (Fe2+ a Fe3+) y la enzima ceruloplasmina, que depende del cobre.3
En el mundo científico, usar Wikipedia como fuente es controvertido, pues a menudo sus artículos carecen de información bibliográfica (autoría) o esta no es del todo fiable. Nuestros pictogramas nutricionales incluyen las kcal.
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