Tras varias excursiones con su familia y gracias a su «formación en la calle», Birke Baehr comprendió el efecto devastador que tiene el sistema alimentario industrializado en el medio ambiente y en la salud humana. Esto hizo que se interesase por la agricultura ecológica y que trabajase como voluntario con animales en la Humane Society.
A partir de ahí, comenzó a compartir sus conocimientos. En su opinión «Deberíamos saber qué comemos, de dónde viene y qué contiene».
Considera que el sistema de alimentación industrial se basa en publicidad engañosa, alimentos genéticamente modificados, fertilizantes químicos, pesticidas y herbicidas.
Para él, la solución pasa por «Elegir local, elegir ecológico y saber lo que comemos. O pagamos al agricultor o pagamos al hospital».